Las letras de Julia | Emprender un negocio: ¿de verdad merece la pena?

Emprender un negocio: ¿de verdad merece la pena?

Es la pregunta que cualquiera se hace antes de emprender un nuevo proyecto o negocio. Incluso cuando ya está en marcha, porque ya sabemos que los inicios no siempre son fáciles. ¿Funcionará mi idea? ¿Ganaré suficiente dinero? ¿Tendré que trabajar demasiadas horas al día? ¿Tendré vacaciones? ¿Cómo será mi futuro como emprendedor?

Es inevitable que estas dudas nos asalten, al menos, hasta que comprobemos realmente la viabilidad de nuestro proyecto. Quien nunca lo haya intentado probablemente piense que esta incertidumbre no vale la pena. Que no saber qué va a ocurrir es demasiado angustioso como para intentarlo. Sin embargo, puedo decir desde mi experiencia que sí, merece la pena. Incluso aunque, al final, el negocio no salga como esperamos. Porque experimentar por ti mismo la maravillosa aventura de emprender no tiene precio.

Así que, si estás en ello o te lo estás pensando, no lo dudes: ¡inténtalo y no dejes que te lo cuenten!

5 razones por las que sí merece la pena emprender

No nos engañemos: dejarlo todo para comenzar de cero cuesta. Sobre todo, si lo que dejas es un trabajo más o menos estable. Y si lo que empiezas es un proyecto que va a depender de ti, de tu tiempo o de tus habilidades. La responsabilidad es mucha, tanta que en ocasiones puede tornarse en verdadera presión.

Aun así, he querido resumir en esta lista los que para mí son los principales aprendizajes que pueden extraerse al emprender. Estos son, a la vez, los que hacen que esta sí sea una experiencia que merezca la pena:

1. Al emprender, te conoces más a ti mismo

Cuando inicias un negocio, sea este del tipo que sea, te expones siempre a tus propios límites. Lo das todo, te esfuerzas al máximo para que los resultados sean los mejores. Y es en este enriquecedor proceso en el que te das cuenta de todo de lo que eres capaz de hacer.

De hecho, te descubres a ti mismo haciendo cosas y alcanzando hitos que nunca pensaste conseguir. Por ejemplo, captando nuevos clientes, llevando tu propia contabilidad o gestionando a un equipo de profesionales.

2. Aprendes constantemente

Precisamente al realizar esas tareas que nunca pensaste llevar a cabo obtienes a cambio continuos aprendizajes. En el día a día de cualquier emprendedor aparecen constantemente nuevas cosas que hacer y gestiones que completar. Además, para que tu negocio no se quede estancado, será necesario que actualices tus conocimientos o habilidades periódicamente.

Y esto sirve  para prácticamente cualquier actividad empresarial, desde un restaurante hasta una tienda de muebles. En el primer caso, tendrás que ofrecer platos originales e innovadores, que llamen la atención del público. Y, en el segundo, lo que has de hacer es estar atento a las últimas tendencias en decoración de interiores.

3. Conoces a personas increíbles

El del emprendimiento es un ámbito extremadamente abierto. En él, nadie se cierra, no hay quien se niegue a una reunión o una charla con otro empresario, incluso aunque este no pertenezca a su mismo sector. Una nueva oportunidad puede aparecer a la vuelta de la esquina, por eso los eventos, los congresos, las ferias o cualquier otro acto de networking están siempre tan concurridos y frecuentados por todo tipo de emprendedores.

4. Tomas tus propias decisiones

No me refiero a la manida idea de que emprendiendo uno puede ser su propio jefe y evitar soportar que otro lo sea. En ocasiones, lidiar con determinado tipo de clientes es mucho más complicado que enfrentarte a un superior. Más bien, estoy hablando de la posibilidad de elegir tu camino, el rumbo que quieres que lleve tu proyecto.

Si no te asustan las responsabilidades, enhorabuena, tienes mucho ganado. Porque tener la capacidad de tomar tus propias decisiones implica una gran responsabilidad. Y puede salir mal, así que es mejor que estés preparado.

5. Te enfrentas a muchos más retos

Lo más habitual es que el trabajo en una empresa sea eminentemente rutinario. Como empleado, se tienen siempre las mismas funciones y las tareas a realizar no varían mucho de un día para otro. En cambio, gestionando un negocio cada día es distinto al anterior. Nuevos clientes, nuevos problemas y nuevos objetivos, que se van actualizando conforme avanza el proyecto.

Además, tú decides si quieres ofrecer siempre los mismos productos o servicios, o si te compensa innovar y crear, por ejemplo, una nueva línea de negocio. ¡No hay límites más allá de tu propia voluntad!

¿Cómo conseguir que emprender sea mucho más fácil?

Ahora bien, emprender puede terminar siendo un estrepitoso fracaso si no se hacen las cosas con calma, sosegadamente y con sentido común. Y, aun así, es probable que falles. No pasa nada: nadie podrá quitarte la experiencia de haberlo intentado.

Pero, para evitar que esto ocurra, quiero compartir contigo algunos consejos que me hubiese gustado recibir cuando empecé mi andadura emprendedora, hace ya casi dos años.

Las letras de Julia | Emprender un negocio: ¿de verdad merece la pena?

Ahora, con la perspectiva que proporciona el paso del tiempo, puedo decir que el principal error del emprendedor principiante es darse demasiada importancia. Y darle demasiada importancia a cuestiones que en realidad no son tan cruciales. Esto sucede sobre todo porque solemos estar tan inmersos en las “tripas” de nuestro negocio que desaprendemos a relativizar los problemas. No obstante, si logramos abstraernos, nos daremos cuenta de que casi nada es para tanto.

Aparte, te aconsejo que tomes nota de los siguientes trucos para comenzar a emprender con éxito:

No te presiones demasiado

¡Atención! Voy a desmontar un triple mito: para triunfar emprendiendo no es necesario que tengas una idea original, ni un plan de negocio ni exhaustivos objetivos prefijados. Esto es algo que solemos oír con bastante asiduidad, pero no es cierto. O, al menos, no del todo.

Muy pocas empresas han comenzado con un planteamiento novedoso. Olé por ellas, pero son la excepción. La gran mayoría de negocios ofrecen al mercado lo mismo que ya llevan ofreciendo otros mucho tiempo. Pero lo hacen de manera diferente, o consiguen destacar por su peculiar forma de trabajar. O, simplemente, logran salir adelante porque hay suficiente demanda para todos.

Así que tranquilo: puedes tener futuro como empresario aunque tu idea no sea maravillosamente singular. Y, además, no es conveniente que te agobies perdiendo el tiempo en planificar toda tu actividad. La clave es que sepas adónde quieres llegar, la forma de conseguirlo no es tan importante. Basta con empezar, el camino se irá marcando solo. Más adelante, cuando ya esté tu proyecto en marcha, sí será momento de pensar en un plan para crecer y mejorar.

Déjate asesorar

Sobre todo si es la primera vez que te animas a emprender, es fundamental que te dejes aconsejar y asesorar por otros que ya lo han hecho. Empápate en Internet de toda su experiencia, acude a eventos, lee sus entrevistas. Y no tengas miedo a invertir una pequeña cantidad de dinero en profesionales que pueden ayudarte a definir mejor tu camino, como asesores o consultores.

Aprovecha las ayudas para emprender

En la página web del Ministerio de Trabajo tienes toda la información relativa a las ayudas que cada año se destinan a los emprendedores y a las nuevas empresas. Son muchas más de las que puedes imaginar, así que no las pierdas de vista. Recibir una de estas ayudas puede ser vital en tus primeros años de actividad.

Externaliza las tareas más accesorias

Uno de los errores más comunes de las personas que gestionan una empresa es querer abarcarlo todo. Pero la cruda realidad nos enseña que, si no delegamos, acabaremos haciendo las cosas mal. Si es que llegamos a hacerlas todas.

Por eso, hay determinadas tareas o áreas dentro de cualquier negocio que es conveniente que externalices, si no quieres volverte loco llegando a todo sin llegar a nada. Por ejemplo:

  • Las declaraciones a Hacienda.
  • La creación y el mantenimiento de tu página web.
  • La redacción de contenidos corporativos.
  • Las acciones de marketing o de publicidad para promocionar productos o servicios.

Disfruta del camino

Por último, lo más importante: no pierdas de vista por qué estás aquí. Recuerda qué fue lo que te hizo tomar la decisión de emprender y aférrate a ello en los peores momentos. Disfruta de todo lo bueno que tiene ser dueño de tu propio tiempo, de tus ideas, de tu proyecto profesional y personal. Y repítete una y otra vez que, pase lo que pase, habrá merecido la pena.

Te aseguro que todo será diferente cuando dejes de tomarte tu proyecto como un destino y comiences a disfrutarlo como lo que de verdad es: un viaje apasionante.

1 Comentario. Dejar nuevo

Magnífico texto, muy bien enfocado, sobre todo en las razones para emprender y con consejos muy útiles.

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